Este titular tiene de todo. Por un lado, señala la raza de los perros (¡que ya hemos dicho que no se señala la raza o etnia, leche! ¿No veis que induce al racismo o al perrismo en este caso?) y, por otro lado, da una información demasiado cruenta sobre la muerte del animal. No sabemos la relación previa de los dos sujetos y, si bien en el cuerpo del texto se señala la potencial peligrosidad de la raza pitbull, nada se dice de lo tocapelotas que llegan a ser los chihuahuas. Quizá, el chihuahua había insultado al padre del pitbull o se había metido en líos con el crimen organizado perruno y esto no fue más que un ajuste de cuentas, cosa en la que podríamos profundizar a partir del sospechoso modus operandi del can.